No es el miedo lo que se interpone en el camino del liderazgo audaz; es la armadura. Cuando las cosas se ponen difíciles, ¿nos apoyamos en la vulnerabilidad y nos volvemos curiosos?, ¿o nos autoprotegemos de formas que nos alejan de nuestros valores?

Tener que ser el “sabelotodo” o el que siempre tiene la razón es una armadura pesada. Es una actitud defensiva, es una pose y, lo peor de todo, es un gran impulsor de tonterías. También es muy común, de hecho, la mayoría de nosotros tenemos algún grado de sabelotodo. Desafortunadamente, la necesidad de tener que saberlo todo es bastante miserable tanto para quien lo padece como para los que lo rodean. Conduce a la desconfianza, las malas decisiones y a los conflictos innecesarios e improductivos.Parece bastante fácil reemplazar la armadura del sabelotodo por convertirse en un aprendiz curioso, pero para muchas personas la necesidad de saberlo todo está impulsada por la vergüenza y, para algunos, incluso por el trauma. Ser el sabelotodo puede salvar a las personas en situaciones difíciles, y es fácil caer en la creencia de que ese es el único valor que aportamos a las relaciones y al trabajo.

El saber también puede convertirse en un problema cultural cuando sólo algunas personas son valoradas como tales. Otros no dicen lo que piensan porque creen que no son “lo suficientemente expertos” o “no les corresponde hacerlo”. En el estudio que realizamos sobre liderazgo audaz, un líder compartió que hacía 6 meses que estaba en una nueva empresa y que nunca había hecho un aporte en una reunión. Lo habían contratado debido a sus más de veinte años de experiencia, sin embargo, se esperaba que permaneciera callado en las reuniones debido a las normas culturales que valoraban solo las contribuciones de los líderes titulares.

Hay tres estrategias que he visto que funcionan para transformar “el saber siempre, en aprender siempre”.

  1. Nombra el problema.Es una conversación difícil, pero ser claro es un acto de amabilidad: “Me gustaría que trabajaras en tu curiosidad y en tus habilidades de pensamiento crítico. A menudo eres rápido dando respuestas, lo que puede ser de gran ayuda, pero no tanto como el tener las preguntas correctas, que es la forma en que crecerás como líder.
    Podemos trabajar juntos en esto.”

Los sabelotodo a menudo tienen a mucha gente hablando a sus espaldas, y eso es cruel.

  1. Haz que el aprendizaje de la “habilidad de ser curioso” sea una prioridad.Algunas personas pueden ser percibidas como curiosas por naturaleza y otras necesitan que se les enseñe a serlo.
    No asumas que las personas no tienen curiosidad porque no les importa. Puede que no sepan sentir curiosidad.
  2. Reconoce y recompensa las grandes preguntas y los casos de “No sé, pero me gustaría averiguarlo” como comportamientos de liderazgo audaz. El gran cambio aquí es pasar de querer “tener la razón” a querer “hacerlo bien”.

Definimos la confianza como curiosidad + la voluntad de mostrarnos vulnerables + practicar. Si bien la armadura es nuestra mayor barrera para ser valientes, la confianza sólida, es el corazón del liderazgo audaz.